Caso: A las huellas del delito
El lugar donde se encuentran con seguridad las huellas que dieron con la identidad del ladrón es la papelera y, concretamente, en los guantes de goma que allí arrojó el ladrón, porque había lógica que sólo una persona había cometido el hurto.
Sabemos además que tanto dicho ladrón como la policía eran poco experimentados. Los guantes de goma son en muchos casos la pista que lleva a capturar al delincuente, tan precisa casi como la prueba del ADN. Si los guantes de goma son muy delgados y ajustados puede darse el caso de que las huellas dactilares queden nítidamente marcadas. Pero sabemos que esto no se dio en la realidad. Como sabemos que los guantes eran anchos y gruesos, las huellas marcadas tenían que quedar en el interior de los guantes.
Quien cometió el delito fue el conserje del turno de tarde. Con las huellas dactilares, resultó muy sencillo identificarlo como autor del robo. Aprovechaba su permanencia hasta cerrar todas las puertas externas del instituto y accionar la alarma, para “inspeccionar” todos los despachos. Es muy fácil hurtar material de oficina (bolígrafos, por ejemplo) y no despertar sospecha, pero fue excesiva la tentación de ese dinero que había quedado de un pago no efectuado.
Enric aprendió además a ser menos confiado con el dinero del instituto.
La policía excusó su incompetencia, porque imaginaban que aquellos guantes eran de las mujeres de la limpieza.
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