domingo, 19 de diciembre de 2010

ENIGMA DEL MES DE DICIEMBRE – 2º de la ESO (Enigma 201012b)


Caso: Los exámenes robados

El profesor Pérez hubiera querido ser de joven detective privado o agente de la policía científica, pero acabó siendo profesor de lengua castellana de secundaria.

Su amigo Enric, director de un instituto, no dudó en pedirle ayuda. El director se encontraba de nuevo ante un caso de un robo en su propio despacho. Esta vez no era dinero lo que habían sustraído, sino modelos de exámenes. El alumno Jordi C., hijo único de un conocido político “progre”, había sobornado a varios profesores para que éstos lo probaran. El director Enric había descubierto el delito, gracias a la colaboración de dos profesores honrados, que no habían cedido a la tentación. El resultado es que había contratado una persona de total confianza, externa al centro, para redactar las pruebas de recuperación de COU. Los modelos de exámenes estaban custodiados en el despacho del director hasta el día anterior, pero a las 9.00h ya estaban en falta.

—Yo ayer me tuve que ir a las cinco de la tarde. Tengo a mi madre ingresada. Mi grupo de COU acabó a esa hora— relataba Enric.

—¿Quién se quedó ayer en el instituto después de las cinco de la tarde?— interrogó el profesor Pérez.

—El conserje, Paco; mi secretaria, Inés; los profesores de COU B en su junta de evaluación. Todos acabaron a las 6 de la tarde, según me acaban de comunicar. Las señoras de la limpieza no vinieron, pues era tarde libre.

—¿Hay alguien que tenga llave de tu despacho?— insistía el profesor Pérez.

—Quizás dos personas, Paco e Inés, aunque en estos momentos ya dudo de si no hay una copia de la llave, que corre de mano en mano. De hecho, además, casi nunca cierro con llave. Hoy al llegar al instituto me he encontrado abierto el despacho.

—Voy a necesitar hablar con tres de los sospechosos: tu conserje, tu auxiliar administrativa, uno de los profesores de COU (preferiría que fuera tu colega de Filosofía) y, claro está, a la “perla” de tu alumno.

Los interrogatorios fueron brevísimos, profesionales:

·          El conserje campechano, Paco, confesó que el trabajo cayó en picado, porque la única máquina fotocopiadora del centro se había estropeado. Los profesores tuvieron que completar el acta de notas a mano. Entró en el despacho del director dos veces, y ya la última tuvo que tomar la llave, porque Inés debía de haber cerrado.

·          Inés resultó estar muy nerviosa. Estaba constipada, porque ayer se olvidó, con las prisas el paraguas y le pilló el chaparrón de lleno. Por ese motivo, después de muchos años, llegó tarde hoy al instituto.

·          El profesor de filosofía se lamentó de tener que salir tan tarde del instituto, con aquella lluvia. Ayudó a su compañera, Gloria, de matemáticas, a redactar a mano todas las notas. Llevaron las actas y hoja de estadística al despacho del director; pero tuvo que abrirles la puerta Inés.

·          El alumno Jordi C. resultó ser un joven desagradable, engreído: de aquellos que creen saber todos los derechos, pero ninguno de los deberes. No colaboró en absoluto y zanjó el interrogatorio con esta frase literal:
—A mí nadie me puede acusar de nada. Yo no necesito tener copias de exámenes para aprobar. Si quiero, estudio y lo apruebo todo.

—Enric, si quieres recuperar tus exámenes, búscalos en la sala de Secretaría. Juraría que debe de estar en los archivos históricos de notas. Sí, te cuesta creerlo, pero después de tantos años de fiel servicio, tu secretaria te ha traicionado. El verdadero culpable de todo esto, sin embargo, es el alumno Jordi C. y la familia del alumno, que ha aportado una suculenta cantidad de dinero. Ellos han sobornado a tu “débil” auxiliar administrativa— sentenció el profesor Pérez.

¿Cómo puede estar tan seguro el profesor Pérez de las conclusiones a que llega?

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