Caso: A las huellas del delito
El profesor Pérez hubiera querido ser de joven detective privado o agente de la policía científica, pero acabó siendo profesor de lengua castellana de secundaria.
Hace mucho tiempo, sin embargo, ayudó a su amigo Enric, director de un instituto, en un desagradable caso de robo. Alguien había “quitado” del primer cajón del su escritorio la respetable cantidad de 200.000 ptas. de entonces. La policía rastreó minuciosamente la habitación a la búsqueda de pistas, pero no encontró huellas, porque el ladrón había tomado la preocupación de ponerse unos guantes de goma que arrojó en la papelera.
Sin ayuda de las huellas dactilares, la investigación se podía eternizar en un molesto y demorado interrogatorio; pues, eran sospechosos todos los miembros del Claustro (la cuarentena de miembros del profesorado); los más de cuatrocientos alumnos; los miembros del personal de administración y servicios al pleno, y otros individuos de la comunidad educativa, incluyendo las madres y los padres del AMPA, que en la tarde del delito, llegaron a entrar en el despacho del director en dos ocasiones.
—Quiero que le comuniques a la policía el lugar exacto de tu despacho en donde pueden encontrar las huellas— apuntó el profesor Pérez mientras se dirigía a su amigo Enric.
¿Sabes decir en qué lugar se encuentran con seguridad las huellas que dieron con la identidad del ladrón?
Envía tu respuesta con tus datos (apellidos, nombre, curso y grupo) a la dirección de correo electrónico: elenigmadelmes@gmail.com.
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